lunes, 8 de abril de 2013

Pastas de limón sin gluten y sin lactosa.


Hoy os traigo una receta de pastas de limón inventada por mí y que fui haciendo sobre la marcha. Os cuento.

Ayer fui a Hipercor y me hice (¡por fin!) con la harina Mix Dolci C de Shär, un producto que tenía bastantes ganas de comprar para poder hacer mis “obras reposteras” sin pizca de gluten.

Para los que no conozcáis este producto, la Mix Dolci C de Shär es un preparado sustitutivo de la harina convencional creado específicamente para cocinar con éxito todo tipo de repostería: galletas, tartas, bizcochos, dulces navideños, masa quebrada para pastas, magdalenas, gofres, budines y cremas. Se trabaja fácilmente y, mezclada con el resto de productos de la receta que queráis hacer, da lugar a una masa esponjosa y delicada.


Sus ingredientes son: almidón de maíz, harina de maíz, espesante: harina de semillas de algarroba (contiene trazas de altramuz).

No contiene ni gluten, ni trigo, ni lactosa y tampoco cuenta con añadidos de leche, de soja o de huevo, por lo que se convierte en un producto apto para toda esa gente alérgica o intolerante a alguno de estos alimentos.

Como veis en la imagen, el paquete trae 1 kilogramo de producto y su precio ronda los 4’50€.

Pues bien, como amanecí con bastantes ganas de probarla, decidí inventarme unas galletas de limón suaves. La cosa quedó de la siguiente manera:

Ingredientes
175 gr de harina Mix Dolci C de Shär
1 cucharadita de levadura en polvo
2 huevos
75 gr de azúcar
Una cucharada bien llena de mantequilla de origen vegetal
(yo utilicé la de soja de la marca Provamel)
Zumo de medio limón
Para el decorado: mermelada de fresa.

Preparación 
Ponemos en un bol los huevos, el azúcar, el zumo de limón y la mantequilla a temperatura ambiente. Batimos todo bien hasta que quede todo bien mezclado.

A continuación, ponemos la harina mezclada con la levadura encima de una superficie plana (encimera, mesa…) bien limpia. Formamos una montañita con ella y hacemos un agujero en el medio, como si tratáramos de hacer una especie de volcán. En ese agujero, echamos la mezcla anterior y vamos mezclando poco a poco con las manos, hasta que quede una masa homogénea y compacta que no se nos queda pegada a los dedos (si se nos queda pegada, echaríamos un poquito más de harina hasta conseguirlo).

Una vez hecha la masa, hacemos una bola con ella, la colocamos en un bol o plato hondo y la taparemos con film transparente para así meterla en la nevera aproximadamente una hora.
Transcurrida esa hora, ponemos a precalentar el horno a 180º sin la bandeja. Sobre esta última, colocaremos un trozo de papel de horno que cubra toda la superficie.

A continuación, sacamos la masa de la nevera, cogemos pequeños trozos de ella y formamos bolitas, que después aplastaremos con las palmas de las manos y colocaremos sobre el papel de horno.

Una vez dispuestas en la bandeja, con un dedo hundiremos un poquito el centro de cada galleta. Sobre esa zona hundida, pondremos una pequeña cantidad de mermelada de fresa.

Para finalizar, metemos la bandeja en el horno y horneamos unos 30 minutos, hasta que veamos que los bordes se empiezan a dorar. Sacamos las galletas del horno y las ponemos a enfriar sobre una rejilla.


Una vez frías, ¡toca probarlas y dar a probar!
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A pesar de ser improvisadas, puedo deciros que salen unas pastitas muy buenas. Quizá para la próxima vez que las haga me atreva a echarle el zumo de un limón y no de medio para que tengan aún más sabor. 

Y como digo yo siempre: “para muestra, un botón”. Aquí os dejo una foto para que veáis cómo me quedaron.



¡Espero que os gusten!

Si os queda alguna duda de la receta, dejadme un comentario aquí abajo, o sino en Facebook o en Twitter.

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